Segunda Parte: El fresno Yggdrasill

     En la mitología nórdica el mundo está representado como un disco plano. El disco está situado en las ramas de un gran árbol del mundo, el fresno Yggdrasill, árbol de la vida, eje sobre el que descansa el universo, protector de los dioses y de los hombres, cuyas raíces y ramas mantienen unidos los diferentes mundos de los dioses, de los hombres, los gigantes y los muertos... si muriera, significaría la destrucción total del mundo.

  Esta es un diagrama de los nueve mundos nórdicos, mostrando la relación entre los varios reinos separados por planos dimensionales, la posición de los mundos superiores o inferiores no tiene importancia real pues no se encuentran en la misma dimensión. El número de enlaces naturales entre los reinos es desconocido. Los movimientos entre los mundos podían hacerlos solamente los dioses o los brujos.

  A Yggdrasill le alimentaban tres fuentes, y junto a ellas estaban las tres Normas, Diosas del destino: Urd, Erdandi y Skuld, cuyo amor lo mantiene en buen estado. Día a día cogen agua de la fuente de Urd y la vierten en Yggdrasill para mantenerlo floreciente.

  En Yggdrasill habitaban varias criaturas, el árbol sostenía el cielo y en la rama más alta de su copa vivía un águila, la cual desde ahí vigila los nueve mundos, y entre los ojos del águila un gavilán llamado Vederfølne que vigila los movimientos del águila. El dragón Nidhogg, que roe incesantemente sus raíces para derribar a Yggdrasill (consiguiéndolo en el Ragnarök). Por el tronco corretea, de las raíces a la copa, la ardilla Ratatosk pasando noticias falsas e insultos entre el águila y el dragón, sembrando la discordia entre ellos. Cuatro ciervos, Dáinn, Dvalinn, Duneyrr y Durapror, mordisquean los nuevos brotes antes de que reverdezcan. Los cuatro ciervos corren por sus ramas y el roció que cae de su cornamenta forma los ríos del mundo.  

  A los pies del árbol se encuentra el dios Heimdall, que es el encargado de protegerlo de los ataques del dragón Hvergelmir y de una multitud de gusanos que tratan de corroer sus raíces y derrocar a los dioses a los que este representaba.